Esta hermosa casa rural tiene sus origenes en 1595. A finales del siglo XIX, la casa pertencia a La Riba de la Vall de Bianya, una de las masias más importantes de la zona.
La actividad como casa rural arranca en 1995. Su situación privilegiada, dentro de un espacio de gran belleza con vistas al valle y a los Pirineos, marca la vida de sus habitantes.
La propiedad estaba cansada de las constantes subidas del gasoil y buscó una alternativa fiable y económica para dejar de consumir los 24.000 litros de gasoil anuales. Apostaron por la astilla como combustible por su sostenibilidad, precio y origen local, así como por una caldera que les diera la máxima seguridad y fiabilidad.
Se construyó un silo de 3x3x4 metros, en el que caben unas 6 toneladas de astilla. Este hotel tiene una previsión de consumo de unas 60 toneladas de astilla anuales.
En invierno la caldera de astillas da servicio de calefacción y el ACS para todo el edificio así como la casa adyacente de los propietarios. En verano la caldera da servicio de ACS y además calienta una piscina interior de un spa a 35º (en el invierno la piscina es calentada por geotermia).
El proyecto fue realizado por el partner de Hargassner SEINTEC.