Dos líneas de subvenciones favorecerán la utilización de la biomasa por parte de empresas y particulares.
La Consejería de Industria, Empleo y Promoción Económica del Principado de Asturias destinará 2,5 millones de euros a la financiación de dos líneas de ayudas para promover las energías renovables y la transición energética en Asturias. La Dirección General de Energía, Minería y Reactivación gestionará unas subvenciones con el objetivo de contribuir a la reactivación de la economía y a la implementación de medidas de ahorro, descarbonización y transición energética.
Una de las líneas de subvenciones, dotada con 1.500.000 euros, promueve el uso de energías renovables y acciones de ahorro y eficiencia energética por parte de particulares y empresas. Por ejemplo, se subvencionan proyectos de biomasa, biogás, fotovoltaica y minihidráulica, geotermia, reforma de salas de calderas, sustitución de pequeños y medianos equipos industriales y puntos de recarga y repostaje de combustibles alternativos.
Desde 2018, esta línea ha aportado 3,85 millones a 22 proyectos que sumaron 20,9 millones de inversión. Entre otros, incluyeron la sustitución de equipos en mantequerías, materiales refractarios, actuaciones en talleres y salas de calderas, así como la instalación de tecnologías ligadas a la biomasa. El Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) cofinancia la otra línea de apoyos para favorecer el paso a una economía baja en carbono en todos los sectores mediante proyectos de eficiencia energética. Con un presupuesto de 1.000.000 euros, está pensada para apoyar a empresas de cualquier actividad (no solo industrias, sino también comercios, hostelería o servicios). Incluye tanto la ejecución de auditorías energéticas en las pyme, requisito que en grandes empresas es obligatorio, como acciones para el ahorro energético y la reducción de las emisiones de gases causantes del cambio climático.
Este paquete de medidas ha destinado ya 4,81 millones a 55 proyectos empresariales durante los últimos tres años. Estas actuaciones persiguen reducir la huella de CO2 de las empresas y potenciar el aprovechamiento de los recursos renovables autóctonos como la biomasa forestal, así como la sustitución de equipos consumidores de energía por otros más eficientes. Todas estas medidas pueden redundar en un ahorro económico para las empresas y en una mejora de su competitividad.