Hargassner incorpora en todos sus modelos un sensor que ajusta automáticamente los parámetros de la combustión en función de la calidad del combustible utilizado.
Aunque el manejo de las calderas Hargassner es muy sencillo y nuestro servicio técnico se encarga de cualquier incidencia, nunca está de más conocer por qué son la mejor opción.
Entre otros muchos motivos, todas nuestras calderas cuentan con sonda Lambda, un sensor capaz de registrar la cantidad de oxígeno residual existente en los gases producidos. Este análisis, aplicado desde hace años en el sector de automoción, permite regular la cantidad de biomasa y aire necesarios para una combustión óptima. Si esta sonda detecta un porcentaje bajo de O2, la combustión es intensa y el poder calorífico del combustible utilizado es alto por lo que la caldera reducirá automáticamente la alimentación estabilizando la combustión, evitando un aumento de la temperatura excesivo en la cámara de combustión y optimizando el proceso al máximo. Si, por el contrario, el porcentaje de oxígeno es alto, el combustible utilizado cuenta con menor calidad.
La calidad de los biocombustibles es muy variable y es ahí donde cobra más importancia la sonda Lambda. Permite que la caldera se adapte al combustible sin necesidad de ajustes manuales en la caldera que supondrían mucho tiempo y, sobre todo, poca flexibilidad de cara a la utilización de distintos combustibles. La utilización de distintos tipos de biomasa alternativa como podrían ser los huesos de aceituna o las cáscaras de almendra acarrearía consigo realizar ajustes manuales en el proceso de combustión que con el sistema de las calderas Hargassner se han automatizado por completo.
Además de ganar en eficiencia y comodidad, la sonda Lambda dota a la caldera de una mayor seguridad y garantiza una combustión limpia y eficiente que prolonga su vida útil.
