La bioeconomía circular apuesta por los papeles para embalajes debido a su carácter renovable y al auge del comercio electrónico, lo que ha hecho que su venta crezca por encima del PIB.
La bioeconomía es un modelo económico que se basa en producir recursos biológicos renovables, así como en reconvertir recursos creando productos nuevos con un valor añadido. Este tipo de economía se ha focalizado en la venta de papel ya que ha sabido ver un nicho de mercado que aumenta a la par que el mercado de la venta por internet y los Marketplaces.
El consumo del papel está cambiando en nuestra sociedad como demuestra el reciente informe anual del sector del papel publicado por ASPAPEL. Este recoge datos muy interesantes sobre el resurgimiento del papel en ámbitos como el industrial, medioambiental y económico.
El primer paso para entender este cambio de paradigma es conocer su facturación, la cual se ha incrementado en un 8,6%. Sin embargo, lo que realmente ha cambiado es en cómo se entiende, ahora mismo, el consumo de papel. El producto que despunta en cuanto a ventas es el papel para embalajes, higiénicos y especiales, mientras que los papeles gráficos destinados a prensa, impresión y escritura han visto un descenso en su producción de un 16%.
Este crecimiento y cambio en el consumo se debe al aumento del comercio electrónico lo que hace incrementar los papeles para embalajes como bolsas, sacos, tubos, celulosa moldeada y cartón ondulado. Además, este tipo de material es renovable, reciclable y biodegradable lo que refuerza su auge y denota un cambio en la conciencia de la sociedad. España es el quinto consumidor de papel en UE en volumen, habiendo crecido en consumo un 1,9% en los últimos cinco años.
Todos estos movimientos en el sector del papel han producido no solo el aumento en las ventas sino también en el número de empleos, generando a la industria del papel un 13,2% de valor añadido, muy superior a la media de la industria española.
En definitiva, no es de extrañar que la bioeconomía haya puesto sus ojos en este sector. Ojalá el resto de industrias de nuestro país evolucionen hacía un futuro más respetuoso con el planeta, como lo ha hecho el del papel.