Los recursos fósiles disponibles en el planeta cada vez son más escasos, por ello es necesario impulsar nuevas formas de generar calor. Según estudios sectoriales, los hogares consumen el 29% de la energía mundial debido a la calefacción, las cocinas, etc. En Hargassner apostamos por un modelo de desarrollo sostenible en el que nuestras calderas aprovechan la energía presente en la biomasa.
Según la Organización de las Naciones Unidas, si la población mundial llegase a alcanzar los 9.600 millones de personas en 2050, se necesitaría el equivalente de casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual. Pero las perspectivas negativas del organismo internacional no terminan ahí. Los expertos estiman que el uso de energía en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) crecerá 35% en 2020, debido al consumo doméstico, comercial y al realizado en transportes.
El futuro pasa por potenciar los recursos vegetales, utilizando por ejemplo madera para sustituir el petróleo o el carbón. Se trata de una tendencia mundial en alza en las tres últimas décadas, con un desarrollo cada vez mayor. Hargassner lleva apostando por esto desde 2016, cuando plantó un parque forestal destinado a producir energía con una extensión de 25.000 m² poblado con árboles de diferentes especies, como por ejemplo álamos o sauces; en sus instalaciones austriacas.
Ventajas macro y microeconómicas
Desde entonces, llevan investigando con diferentes especies arbóreas en busca de las más idóneas para la calefacción del futuro.
Entre las ventajas de este tipo de recurso se encuentran:
– Ser una alternativa eficiente a la producción tradicional de biomasa.
– Es un cultivo que necesita poco cuidado, ya que los árboles casi no requieren mantenimiento.
– Son especies que se adaptan bien a las condiciones de suelo y a la climatología austriacas.
– Se trata de una forma regional de obtener energía, al margen de los gobiernos nacionales o de las diferentes políticas existentes en cada momento.
Para la economía rural también presenta ventajas, ya que la convierte en autosuficiente energéticamente; se trata de una agricultura que genera buenos rendimientos con una baja carga de trabajo y, además, aporta una gestión productiva de tierras marginales.
En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una propuesta para que los diferentes países y sus sociedades emprendan un camino más respetuoso con nuestro planeta con el objetivo de mejorar la vida de todos. La agenda se compone de 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño sostenible de los espacios urbanos.