Vivimos en una sociedad en la que cada vez se le da más importancia al cuidado del Medio Ambiente y esto se refleja en los avances a la hora de utilizar biomasa para generar calor. Dicha tendencia, se refleja en la oferta educativa y en la economía. En Hargassner apoyamos estas iniciativas de formación profesional con la incorporación de estos perfiles a nuestra plantilla. Y es una idea que tomamos de nuestras raíces. Austria tiene muy presente la importancia de este combustible menos nocivo con el medioambiente y por ello incorpora conocimientos sobre este campo en muchas titulaciones oficiales.
Al igual que ocurre en España, en el país alpino se ha experimentado en las dos últimas décadas un crecimiento en el número de alumnos que cursan sus estudios en centros y escuelas de formación profesional; un cambio que se basa en que ofrecen una teoría muy relacionada con la actividad profesional elegida y prácticas profesionales, pero también en que aportan oportunidades y enfoques formativos más específicos, que quedan certificados con un título llamado «Reifeprüfung».
Desde la reforma legal adoptada en 2016, casi el 80 % de los alumnos entre 14 y 19 años optan por esta vía después de los estudios obligatorios. Y se trata de un modelo de éxito ya que Austria es uno de los países europeos con menos tasa de paro juvenil, un 9, 5%, que contrasta con el 18 % de la media continental.
Formación a dos niveles
Lo que diferencia al sistema de este territorio centroeuropeo y lo ha constituido como un modelo a seguir por el resto de países es que, en él la formación de aprendices se denomina dual; puesto que se lleva a cabo en dos lugares diferentes durante todo el periodo de estudios. Por un lado, una parte de la formación diaria se desarrolla en la empresa y la otra en una escuela profesional para aprendices, denominada “Berufsschule”. Estos cursos tienen una duración de entre dos y cuatro años, pero en la mayoría de las especialidades son de tres años, un tiempo en el que los alumnos dividen su jornada entre la escuela y la empresa. Todas estas especialidades están incluidas en un catálogo estatal que abarca 240 títulos y esta lista de oficios delimita los oficios que se pueden aprender de manera oficial.
Al desarrollar parte de sus estudios en la propia empresa, los jóvenes austriacos participan en la economía de una manera muy activa, empiezan a trabajar antes y además, pueden complementar su experiencia laboral con los conocimientos adquiridos en clase de manera simultánea. Asimismo, este sistema aporta beneficios macroeconómicos, ya que los inversores extranjeros aprecian las capacidades técnicas específicas de los estudiantes, lo que ha ayudado a establecer la bonanza económica de todo el país.
Otro de los factores a tener en cuenta para valorar este sistema educativo es su especialización, con una amplia oferta que abarca desde el ámbito técnico al comercial. Por ejemplo, el Instituto Técnico Superior de Enseñanza para la Construcción de Maquinaria ofrece en su catálogo formativo más de diez ramas diferentes de formación especializada.