¿Por qué Austria dice adiós a las calderas de gasoil?

Calderas de astillas, de pellets, de leña… Todas ellas tienen una cosa común, y es que queman biomasa. El consumo de este combustible ecológico no ha dejado de crecer en los últimos años, ya que vive un momento crucial por lo que supone para el medio ambiente y para la calidad de vida de los usuarios.

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Uno de los retos en materia energética sigue siendo reemplazar los combustibles contaminantes por fuentes renovables con el objetivo de lograr un abastecimiento sostenible de la energía. En varias zonas del norte de Europa ya han dado varios pasos en esta línea al contemplar en sus planes energéticos el crecimiento de la bioenergía como sustituto de los combustibles tradicionales. Austria es uno de los países que ha apostado por el desarrollo y fomento de las energías limpias, entre ellas, la biomasa, y acaba de anunciar la prohibición de instalar calderas de gasoil a partir de 2020. Actualmente, más de 600 mil hogares en todo el país se calientan con petróleo.

Reducir el número de calderas de gasoil

Lo que el Gobierno Federal de Austria busca con esta nueva política energética es reducir a la mitad el número de calderas de gasoil para el año 2030 y alcanzar así los objetivos climáticos fijados por la Unión Europea. 2050 será la fecha límite para completar la tarea y acabar con las calderas que funcionan con gasoil.

De los 3,8 millones de hogares austríacos, todavía el 16% utiliza este combustible para calentarse. Hace 10 años, la situación era bien distinta. Solo en el estado de Tirol, aproximadamente uno de cada dos hogares empleaba este combustible para la calefacción. Ahora, solo uno de cada cuatro. Y en Viena, por ejemplo, la calefacción por gasoil apenas existe, solo lo consume el 3% para calentar sus viviendas.

Calderas de gasoil, de las más contaminantes

¿Sabías que sólo en Austria las calderas de gasoil producen más de 3 millones de toneladas de CO2? Lo equivalente a dos millones de coches circulando 10 mil kilómetros con un consumo promedio de combustible de 6 litros.

No queda ninguna duda de lo altamente contaminante que resulta esta sustancia, cuyo precio tampoco es precisamente barato, todo lo contrario. En Austria, por ejemplo, su valor ha crecido un 12% en el último año. Un motivo más por el que muchos usuarios han decidido cambiarse a las energías limpias. Si comparamos, llegamos a la conclusión de que los pellets o la astilla son mucho más baratos y ofrecen una autonomía mayor. Y en el supuesto de vivir en un entorno rural, podríamos calentar el hogar totalmente gratis gracias a las calderas que funcionan con leña.

Otra de las razones por la que los gobiernos piensan en las renovables es también para desligarse de los combustibles fósiles y de esa fuerte dependencia de las importaciones de petróleo y carbón.

No debemos olvidar que Austria es un país frío. Un tercio de la energía que se consume en este país se destina a la calefacción de los inmuebles y al agua caliente. Ante este panorama, los equipos de biomasa, ya sean calderas de astillas, de pellets o de leña, como los que fabricamos en Hargassner, se presentan como la mejor alternativa para todos.

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