En plena subida de los precios de la luz y del gas, no es de extrañar que se incremente el interés de los consumidores por las calderas de biomasa en Asturias. Según datos facilitados por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una persona puede estar pagando hasta seis céntimos de euro por kilovatio hora consumido al calentar su casa con gas. En el caso del gasóleo, la cifra es mayor: 6,30 euros por kilovatio hora. Y al otro lado de la balanza se encuentran los biocombustible sólidos, cuyos precios se mantienen estables.
Por lo que si queremos disponer de calefacción a un precio más económico las calderas de biomasa se han convertido en una buena alternativa. Pero este no es el único motivo que ha llevado a nuestros clientes a instalar una caldera de biomasa en sus hogares. No debemos olvidar que este tipo de equipos utilizan una energía renovable que permite el equilibrio de emisiones de gases a la atmósfera.
Calderas de biomasa: un futuro 100% renovable
El funcionamiento de una caldera de biomasa es similar a una caldera de gas o gasoil, con la diferencia de que no se queman combustibles fósiles, por lo que las emisiones de CO2 que emiten unos y otros equipos tampoco son iguales.
La biomasa es un combustible de origen biológico. Hablamos de plantas y árboles que durante la combustión producen dióxido de carbono que no contribuye al efecto invernadero, ya que ese C02 que se libera forma parte de la atmósfera que ya existía antes. Un caso bien distinto son los gases contaminantes que se obtienen durante la quema de combustibles fósiles.
Las calderas de biomasa no solo producen menos emisiones nocivas, desacelerando el efecto invernadero, sino que también reducen la emisión de partículas perjudiciales como el azufre y los peligros derivados del escape de gases tóxicos. Además, con su uso conseguimos un mayor aprovechando de los residuos agrícolas y forestales. El resultado son unos equipos más respetuosos con el medioambiente y más seguros para las personas.
Combustibles tradicionales y residuos forestales
La leña es uno de esos combustibles que se han utilizado tradicionalmente para generar calor en los hogares. Es cierto que su uso se suele reducir a viviendas unifamiliares y a lugares geográficos donde existe alta disponibilidad de este material. En la actualidad, los sistemas de calefacción de leña son semiautomáticos y aunque existen calderas que funcionan exclusivamente con leña, también las hay que funcionan con leña y pellets, como nuestras calderas mixtas, que tienen un mayor campo de aplicación.
Las calderas de pellets son las más frecuentes. Estas se valen de pellets que se obtienen de la compactación de serrines y virutas, y destacan por su alto poder calorífico. El bajo contenido de cenizas que producen durante la combustión reduce considerablemente los trabajos de mantenimiento.
También existen equipos de calefacción que funcionan con astillas. Pequeños trozos de entre 5 y 100 mm de longitud cuya calidad depende de varios factores: procedencia, recogida y tecnología de astillado. En función de esos parámetros, tendrán unas características diferentes y por lo tanto, su calidad y poder calorífico también variarán. Las calderas ECO-HK de astillas Hargassner son un ejemplo de estos sistemas de calefacción.
Rendimiento calderas de biomasa
La tecnología de este tipo de equipos ha avanzado muchísimo en los últimos años. Actualmente, las calderas Hargasner alcanzan hasta un 97% de rendimiento. Esto sólo es posible gracias al importante esfuerzo que realiza nuestro departamento de I+ D, en el que trabajan más de 30 personas, permitiendo así marcar una diferencia con el resto de competidores y, sobre todo, garantizando una mayor comodidad y fiabilidad a los clientes.
¡Hargassner será siempre una apuesta segura para ti!