El proyecto “Viñedos por calor”, centrado en la zona del Penedés, en Cataluña, prevé reducir las emisiones de carbono en la producción agrícola en un 42% de cara al 2050, según las previsiones de las empresas implicadas.
El uso de calderas de biomasa en viñedos es doblemente beneficioso: por un lado, se ahorra económica y energéticamente a lo largo de los procesos que implica la producción del vino; y por otro se reciclan los residuos que genera la poda de las vides, de tal forma que la biomasa generada se reaprovecha para poner en funcionamiento la caldera que proporcionará la energía necesaria para la elaboración del caldo.
No se trata de una idea novedosa. Algunas firmas de vino y cava del país ya han instalado calderas de biomasa en los viñedos, y existen programas a nivel nacional y europeo que impulsan la incorporación de sistemas rentables de energía renovable en industrias ubicadas en zonas rurales y relacionadas con el sector vinícola. Es el caso del proyecto “Viñedos por calor” y “Rewin”.
El primero de ellos engloba a los viñedos de la zona del Penedés, en Cataluña. El objetivo es, tal y como aparece en la web del proyecto, “demostrar la viabilidad del Círculo Virtuoso de las Viñas (VVC) como estrategia local para mitigar el cambio climático”. De hecho, dicho Círculo prevé reducir las emisiones de carbono de la producción agrícola en un 42% de cara al 2050. Todo ello gracias a “una cadena de valor” en torno a la biomasa. El proyecto abarca, no solamente la generación de calor y frío de los viñedos a través de calderas de biomasa, sino el uso de los residuos de la poda de las vides para combustible.
Este tipo de caldera permite dejar de consumir 25.000 litros al año de gasoil y cubrir el 22% del consumo de energía con biomasa, según las estimaciones iniciales del proyecto en 2015.
El objetivo del programa europeo Rewin es similar al anterior. El objetivo principal es demostrar la viabilidad de las energías renovables en el sector agropecuario y la industria rural, principalmente el sector vinícola.